Última revisión: jueves, 04 agosto 2011
Departamento de Neurología
Clínica Universidad de Navarra
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¿A que se le considera Alzheimer?
El Alzheimer también conocido como Demencia senil tipo alzheimer (DSTA) Es una enfermedad degenerativa del cerebro caracterizado por la aparición insidiosa de demencia (perdida progresiva de las habilidades cognitivas). La condición ocurre principalmente después de los 60 años de edad.
El alzheimer consiste esencialmente en la muerte de neuronas de la corteza cerebral de manera gradual y progresiva. Es una enfermedad neurodegenerativa, donde las neuronas que sucumben pertenecen a redes y sistemas situados en los lóbulos temporal y pariental de ambos hemisferios cerebrales, que en esencia mantienen que en esencia mantienen las funciones de memoria declarativa (la que permite recordar hechos en el tiempo y en el espacio o conceptos y abstracciones sin relación espacio-temporal), habilidades rutinarias y actividades diarias, percibir el cuándo y el dónde uno está, uso de palabras, capacidad de enjuiciar, manipulación de objetos y cosas, realizar una acción, reconocer las percepciones, el estado de ánimo, el comportamiento y la propia personalidad o noción de uno mismo.
Si van muriendo poco a poco esas neuronas, sus conexiones con las otras neuronas se van destruyendo y las redes van desapareciendo. Entre la gente mayor el alzheimer es la responsable del 70% de los casos.
Lesiones del Alzheimer
http://www.clinicadam.com/salud/5/000760.html
El desarrollo de la enfermedad
Lic. Federico Ortiz Moreno
Asociación Alzheimer de Monterrey,A.C. Psicólogo por la Universidad de Monterrey y actualmente
Presidente de la Asociación Alzheimer de Monterrey, A.C.Monterrey, N.L. México.
El desarrollo de la enfermedad
Lic. Federico Ortiz Moreno
Asociación Alzheimer de Monterrey,A.C. Psicólogo por la Universidad de Monterrey y actualmente
Presidente de la Asociación Alzheimer de Monterrey, A.C.Monterrey, N.L. México.
Las 3 etapas en la
enfermedad de Alzheimer
Todos sabemos lo difícil que
es presenciar el desarrollo de esta enfermedad que poco a poco va acabando con
nuestros seres queridos y en gran medida con nosotros mismos. No hay un orden
ni tiempo preciso en cuanto a los hechos que aquí presentamos, pero de cierta
forma este es un pequeño resumen de lo que ya estamos viviendo y de lo que
tarde o temprano enfrentaremos.
Primera etapa
Esta primera etapa tiene una
duración aproximada de 2 a 5 años y en ella se observa un paulatino deterioro en la memoria. La
persona olvida eventos recientes no importa que hayan pasado 10, 15 o 20
minutos de un hecho determinado.
El paciente puede no recordar
que ya comió u olvidar la conversación que tuvo con su hijo minutos antes.
Asimismo, la percepción de su medio ambiente se ve disminuida, lo mismo que la
memoria en cuanto al tiempo y el espacio se ve afectada.
En la persona empieza a
surgir una típica desorientación de lo que lo rodea, no reconociendo bien el
lugar donde está. Así, es muy común que la persona no recuerde cómo llegar a
las tiendas que siempre ha frecuentado, saber dónde está el banco, al que
siempre ha ido; qué dirección tomar para ir a la iglesia, a la que asiste todos
los domingos; o bien, qué camino tomar para regresar y llegar de vuelta a casa.
Otros ejemplos son el no recordar la fecha, ni el día ni el mes en que vive, no
saber la hora que es o creer que, aunque es de mañana, para él ya es de noche o
viceversa.
Del mismo modo surgen otros
detalles como son una disminución en la concentración y una fatiga cada vez más
notoria. Se presentan cambios de humor y síntomas de depresión con apatía,
pérdida de iniciativa y falta de interés. Junto a ello, a la persona se le
comienza a notar inquieta, mostrando agitación y ansiedad. Estos últimos
síntomas, es muy común que ocurran al atardecer o durante la noche, lo cual es
un problema para quienes cuidan de ellos. Y, aunque no se sabe con exactitud el
porqué de esto (la inquietud o agitación nocturna), lo que sí puede ayudar a
calmar al paciente y reducir dicha ansiedad son, en cierta forma, los
medicamentos.
Por otra parte, el lenguaje,
las habilidades motoras y la percepción son conservadas. El paciente es capaz
de mantener una conversación, comprende bien y utiliza los aspectos sociales de
la comunicación (gestos, entonación, expresión y actitudes) en forma aún dentro
de lo normal.
Segunda etapa
En esta segunda etapa, todos
los aspectos de la memoria empiezan progresivamente a fallar. Este estadío
tiene una duración aproximada de 2 a10 años, durante el cual se producen
importantes alteraciones de la función cerebral con aparición de síntomas más
preocupantes o que llaman más la atención. Comienzan a surgir problemas de
afasia, apraxia y agnosia.
Por afasia se entiende
dificultad en el lenguaje. Al paciente le cuesta trabajo hablar, batallando
para expresarse y darse a entender. Dice unas palabras por otras, un ëvasoí
puede ser para él o ella una servilleta, o tal vez ese andar inquieto y
preguntar por la puerta para poder salir significa "quiero ir al
baño" (y que de este modo salga esta carga o presión que tenga dentro.
La apraxia se refiere a las
dificultades que presenta el paciente para llevar a cabo funciones aprendidas.
La persona no puede ni sabe cómo vestirse, siendo muy común que se ponga dos o
tres calcetines en un mismo pie, o tal vez trate de colocarse la camiseta
arriba de la camisa. En el caso de las mujeres, sucede lo mismo, no entiende
cómo colocarse las medias, ni la blusa y la falda se la puede poner al revés.
Durante los alimentos, las personas con este mal, no saben utilizar los
cubiertos, haciendo uso del tenedor, el cuchillo y la cuchara en forma
indistinta.
La agnosia consiste en una
pérdida de la capacidad para poder reconocer a las personas con las que
convive. Y, aunque esta pérdida no es total, pues de cierto modo aún reconoce
ambientes familiares y conserva la orientación personal (sabe su nombre, edad, lugar
de nacimiento), sus desaciertos son cada vez más frecuentes. Por otra parte, el
paciente se torna descuidado en su higiene personal. Ya no se arregla como
antes, la pulcritud que todos admiraban; se le nota sucio y descuidado, les da
por no quererse bañar o decir que ya lo hicieron, enojándose cuando se les
recrimina.
Aparecen algunos rasgos de
tipo psicótico. Imagina que ve gente la cual no existe, escucha ruidos que
nadie oye o piensa y cree firmemente que alguien va a llegar por él. Empieza a
preguntar por personas que ya murieron (su papá, su mamá, su hermano) y todas
estas imágenes que pasan por su mente, realmente le inquietan. Asimismo, el
embotamiento o represión de emociones, aunadas a una apatía cada vez mayor,
empiezan a hacerse cada vez más evidentes.
La dependencia con respecto
a un cuidador es cada vez mayor. Las aficiones que tenía, las actividades
sociales, de ocio y de recreo pierden totalmente su valor, mostrándose
aburrido, flojo, apático o somnoliento.
La persona empieza a hacer actos
repetitivos rayando en lo obsesivo. Vagabundea, recorre la casa por todas
partes, empieza a esculcar y escudriñar cajones, ordena la ropa o los papeles
varias veces al día, su mirada cambia y sus ojos parecen ser dos faros que se
mueven, muchas veces, en sentidos contrapuestos.
En esta etapa, resulta obvio
que la capacidad para el pensamiento abstracto y la habilidad para llevar a
cabo operaciones de cálculo desaparecen por completo. No pueden realizar las
más sencillas operaciones, aunque sí, tal vez, recitar de memoria las tablas de
multiplicar.
Finalmente, en esta segunda
fase puede apreciarse cierto grado de Parkinson, ya que es muy común ver
movimientos bruscos de manos, brazos o pies, cuando la gente enferma está, por
ejemplo, sentada o dormitando.
Tercera etapa
En esta tercera y última
etapa, se presenta una amplia y marcada afectación de todas y cada una de las
facultades intelectuales. Los síntomas cerebrales se agravan, acentuándose la
rigidez muscular así como la resistencia al cambio postural. Pueden aparecer
temblores y hasta crisis epilépticas.
El enfermo con Alzheimer no
reconoce a sus familiares y llega el momento en que llega a desconocer su
propio rostro en el espejo. La personalidad que siempre acompañó a la persona,
desaparece por completo. Los pacientes se muestran profundamente apáticos,
perdiendo las capacidades automáticas adquiridas como la de lavarse, vestirse,
andar o comer, y presentan una cierta pérdida de respuesta al dolor.
Más adelante, tienen
incontinencia urinaria y fecal. En la mayoría de los casos el paciente finaliza
encamado, con alimentación asistida. Por lo común, los enfermos con Alzheimer
suelen morir por infecciones en las vías respiratorias, neumonía, infecciones
urinarias o de la piel por escaras u otro tipo de complicación.
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